jueves, 21 de enero de 2010

Acciones De La Aspirina

Acción analgésica de Aspirina

Aspirina tiene una acción analgésica a nivel preferentemente periférico, actuando en las terminaciones nerviosas sobre las que actúan substancias generadoras de dolor, como las prostaglandinas la serotina y la bradiquinina. Dicho en otras palabras, que en lugar de actuar directamente sobre la fuente del dolor suprimen lo que el cuerpo produce para causar la sensación de dolor.

Se cree que en el efecto analgésico de Aspirina también existe un componente central a nivel del tálamo, que es una estructura cerca de la base del cerebro, que integra los estímulos dolorosos.

Otras investigaciones han comprobado un efecto de Aspirina sobre el sistema nervioso central.

En un trabajo realizado por la universidad de California en San Diego, publicado en la revista “Science”en 1992 se demostró que la inyección directa de Aspirina en la columna vertebral aumentaba su potencia de 100 a 500 veces en comparación con la misma dosis administrada por vía oral.

La actividad analgésica de Aspirina es de intensidad moderado, colocándose por debajo de los analgésicos mayores, como son los opiaceos. Este efecto depende de la dosis.

Aspirina tiene mayor actividad analgésica que el salicilato, su metabolito, aunque este tiene el mismo poder antiinflamatorio que ella.

Algunos antiinflamatorios no esteroideos, como el paracetamol sólo poseen efecto analgésico, y otros como el ketorolaco y el metamizol tienen mucha más acción analgésica que antriinflamatoria.

A pesar de que Aspirina se encuentra entre los analgésicos de potencia limitada, su actividad analgésica debe considerarse similar a la de algunos fármacos antiinflamatorios no esteroideos y superior a la de muchos de ellos.

Aspirina es pues, útil en muchos dolores de intensidad moderada, como cefaleas, dolores articulares, musculares, de partes blandas, dolores de origen dental, de huesos, en postoperatorios, en traumatismos en dolores menstruales. Además en los dolores producidos por un cáncer, Aspirina debe ser el primer analgésico que se ha de utilizar.

Acción antipirética.

La fiebre es una alteración en los mecanismos reguladores de calor del organismo, de manera que se eleva la temperatura corporales, considerando temperatura normal hasta 37ºC en la axila, hasta 37.7ºC en la boca y hasta 38ºC en el recto.

Habitualmente la presencia de una infección en el organismo induce a los leucocitos a segregar interleucina 1, una substancia que eleva la cantidad de prostaglandina E en la sangre. Las prostaglandinas actúan sobre el hipotálamo, donde se encuentra el centro regulador de la temperatura o termostato endógeno.

Aspirina es capaz de disminuir la temperatura corporal cuando existe fiebre; sin embargo, cuando la temperatura corporal es normal, no produce la denominada hipotermia. El efecto antitérmico se realiza agracias a varios mecanismos liberadores de calor, fundamentalmente la vasodilatación cutánea y la sudoración.

La acción antitérmica de Aspirina, a este nivel cerebral, se debe, pues, al bloqueo de la síntesis de prostaglandinas que tiene un intenso efecto inductor de la fiebre.

Acción antiinflamatoria

Las prostaglandinas poseen multiples acciones multiplicadoras de la reacción inflamatoria. Entre ellas destaca su capacidad de vasodilatar, sensibilizar los receptores nerviosos al dolor, estmular las células inflamatorias y estimular la producción de interleucinas 1, un potente inductor de inflamación.

Aspirina bloquea la síntesis de prostaglandinas y por lo tanto posee una potente acción antiinflamatoria.

En realidad, no entodos elos tipos de inflamación se liberan prostaglandinas en gran cantidad, y en algunos casos las prostaglandinas actúan como moderadores de la respuesta inflamatoria.

Aspirina ejerce su acción inflamatoria al disminuir las respuestas de las células al estímulo inflamatorio.

Otras acciones de la aspirinas:

Al inhibir el transporte de ácido úrico desde el interior del túbulo al riñón, Aspirina hace que el ácido úrico se elimine por la orina. Esta acción se denomina uricosúrica.

Aspirina por su efecto antiinflamatorio y analgésico, puede emplearse en el ataque agudo de gota.

Aspirina interfiere en la síntesis de protombina, una proteína que interviene en la coagulación sanguínea.

Aspirina posee también diversos efectos sobre el metabolismo, pero a concentraciones elevadas. Por un lado acelera la utilización de glucosa, pero por otra parte dificulta la acumulación de ATP, una sustancia fundamental para almacenar energía dentro de las células. Esa reducción puede alterar la síntesis de proteínas en el tejido conectivo, responsable de la cicatrización y reparación de lesiones en el organismo.

En resumen

Si, por un lado, no hay ninguna duda a cerca de la eficacia de la Aspirina para combatir la fiebre, aliviar el dolor y reducir la inflamación, también es cierto que aún no conocemos perfectamente cuales son los procesos bioquímicos que comienzan cuando la Aspirina se incorpora al torrente sanguíneo.

Para aprovechar aquellos efectos beneficiosos no es, en rigor, imprescindible que comprendamos hasta el último detalle lo que ocurre en nuestro cuerpo, pero esta investigación es de todo punto necesaria si queremos sacar el máximo partido posible de este medicamento prodigioso y barato, añadiendo nuevas e importantísimas indicaciones a las que ya tiene

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